Esta leyenda es una de las más famosas en Japón: se cuenta que el señor feudal de la provincia de Ako, Asano Nagatomo, fue convocado por el Shogun (jefe del ejército) para servir en el palacio junto a Kira Yoshinaka, el maestro de ceremonias oficial.
Estos dos personajes no se llevaban bien y su relación fue tornándose más tensa hasta que un día Kira enfureció a Asano a tal grado que este último desenvainó su espada para matarlo. No consiguió hacerlo, pero el shogun Tokugawa Tsunayoshi igual lo condenó al Seppuku (suicidio ritual), pues estaba prohibida cualquier clase de violencia dentro del castillo de Edo.
De los 300 hombres al servicio de Asano, 47 decidieron vengar a su señor liderados por Ōishi Kuranosuke, aun sabiendo que el castigo iba ser severo. Estaban conscientes de que Kira iba a reforzar su seguridad así que se dispersaron y se volvieron comerciantes y monjes; el mismo Oishi se dedicó a visitar burdeles y tabernas hasta que al fin todos creyeron que habían olvidado su honor y ansías de venganza. Después de dos años Kira por fin bajó la guardia.
Así fue que durante una tormenta de nieve decidieron atacar la residencia de Kira. Muchos de los hombres de Kira fueron heridos o asesinados puesto que los agarraron por sorpresa. Kira fue encontrado fuera de la casa y presentado ante Oishi, quien le dio oportunidad de cometer seppuku. Como no respondió, Oishi lo decapitó con la misma daga con la que Asano cometió seppuku. La cabeza fue puesta en un balde y fue llevada al Sengakuji, donde estaba enterrado Asano después de lo cual se entregaron.
Luego de una larga deliberación se determinó que los Samurai actuaron de acuerdo al Bushido y vengaron la muerte de su señor, así que no fueron condenados como criminales sino que se les permitió realizar el seppuku. Hay mucha controversia al respecto de esta leyenda pero sigue siendo una de las más populares aún en la actualidad.
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